Congreso Universidad, mayo-agosto 2024; 11(2), e18

Presentado en el VI Taller sobre "La Enseñanza de las Artes en la Educación Superior"

 

Artículos de revisión

Dos violistas excepcionales en la historia de la Universidad de las Artes

 

Two exceptional violists in the history of Arts University

 

Raúl Rojas Quintana1 0000-0003-0300-1327 raulleandro@nauta.cu
María del Rosario Hernández Iznaga1 0009-0007-3309-5973 maryrosa70911@nauta.com

1 Universidad de las Artes (ISA). La Habana, Cuba.

 

Recibido: 30/04/2024
Aprobado: 13/05/2024


RESUMEN

Los requerimientos de la docencia y el amor por un instrumento de una presencia discreta en la música, como es la viola, hicieron que dos intérpretes, Juan Carlos González y Eduardo Cana se volcaran hacia la composición. Comenzaron por pequeñas piezas con un típico carácter danzable, asociadas a diversos géneros de la música popular cubana; posteriormente, creció en ellos este anhelo hasta lograr un importante desarrollo en la creación de otros tipos de obras para formatos múltiples y desempeños como son el arreglo y la producción. A finales del 2020, otro violista, Raúl Rojas, defendió un proyecto de Maestría en que utilizaba una muestra de la obra de Juan Carlos y Eduardo Cana, y propuso un producto para el cabaret Tropicana. Está acción académica dio la posibilidad de divulgar, en otros marcos, resultados del trabajo de la Facultad de Música. El objetivo de este artículo consistió en presentar las contribuciones de estos violistas al florecimiento de la música popular cubana y su impacto en el perfeccionamiento de espacios artísticos de reconocimiento internacional.

Palabras clave: historia; música; universidad; violistas.


ABSTRACT

Teaching requirements and the love for an instrument with a discreet presence in music such as the viola provided the conditions for these two interpreters, Juan Carlos González y Eduardo Cana, to become composers. They began composing small musical pieces with a typical dance character related to diverse genders from Cuban popular music. Later, their desire grew and they achieved a relevant development in creating other kinds of musical works with multiple formats and performance such as musical arrangement and production. At the end of 2020, another violist, Raúl Rojas, defended his master project in which he used a sample of Juan Carlos y Eduardo Cana´s work, and proposed a new product for Tropicana Cabaret. This academic action made possible to share work results in other contexts at the Music faculty. This article is aimed at presenting the contributions of these violists to the progress of Cuban popular music and their impact on the improvement of internationally recognized artistic spaces.

Keywords: history; music; university; violists.


 

INTRODUCCIÓN

El arte y la ciencia han propiciado la adquisición de conocimientos desde espacios diferentes mediante el intercambio y el diálogo. El arte ha aportado, desde la ciencia, sostenibles y sensibles ideas al desarrollo del ser humano (Rojas, 2023).

Con los cambios vividos en el ambiente musical a principio del siglo XX, los compositores sintieron la necesidad de innovar y buscar mayor libertad en el lenguaje y las técnicas compositivas, mediante esta búsqueda de nuevo material musical y de nuevas sonoridades, comienza a darse a conocer uno de los instrumentos menos explorados: la viola que, debido a su color y a sus características tímbricas particulares, despertó el interés de los compositores (Ana María, 2015).

La viola nació entre los siglos XVI y XVII aproximadamente, y mantiene su vigencia en la actualidad con mayor vigor (Jareño, 2017). En Cuba, ha tenido un decurso interesante y particular. La mayoría de los violistas se inician por el estudio del violín, el cual tiene una muy destacada presencia e importancia en la historia de la música popular cubana y en los más disímiles espacios interpretativos, en este contexto se encuentran violistas integrados de conjunto con el violín en agrupaciones de música popular o supliendo sus funciones.

Este accionar, sin lugar a dudas, ha permitido entonces que también se pueda utilizar la viola en espacios como restaurantes para hacer la llamada "sopa", que no es más que el acompañamiento musical de una cena; lo cual requiere que el intérprete domine el instrumento, tenga un repertorio diverso y grandes dotes comunicativas.

El papel de la viola es fundamental en la orquesta, ya que la profundidad y apoyo a la armonía la hacen rica y aterciopelada, la viola posee un destacado poder expresivo, da un acento suave, recogido, íntimo y algo melancólico, más ajustado a pasajes de poco movimiento que excesivamente rápidos; es un instrumento de revelada importancia en la orquesta actual, no solo porque colabora en que los instrumentos graves y agudos no sean tan destacados, sino también por su timbre, que equilibra los sonidos de la orquesta. Grandes compositores clásicos, románticos y modernos aprecian las cualidades sumamente emotivas de la viola y han escrito obras muy importantes como conciertos, sonatas y suite, entre otras.

El objetivo de este artículo es presentar las contribuciones de dos violistas excepcionales, graduados de la Universidad de las Artes (ISA) al florecimiento de la música popular cubana y su impacto en el perfeccionamiento de espacios artísticos de reconocimiento internacional.

 

DESARROLLO

Vida y obra de dos violistas excepcionales

Juan Carlos González García nació el 26 de septiembre de 1965, en La Habana. Recibió una formación académica sistemática durante su niñez y adolescencia, cursó el nivel elemental y medio de Música, en los perfiles de piano y viola; desde etapas muy tempranas se vinculó a diferentes géneros de lo popular e integró agrupaciones profesionales de formatos y estilos diversos, con esta experiencia ingresó al ISA en 1985.

En el año 1987, escribe el primer danzón para violín y piano, para su concierto de graduación. Tiempo después, aún estudiante del ISA, se percata de que al repertorio violístico le faltan obras de música cubana, por lo que resultaba necesario equilibrar la densidad del repertorio tradicional para este instrumento. Es en este momento que escribe primero el danzón "Caridad" y luego "Danzón Habana" (1992).

Desde el año 1985 y hasta 1991 trabajó en el cabaret Tropicana, en el conjunto de los violines y en la orquesta del show, en esta última asumía la suplencia de varios instrumentos como violín, viola, cello, bajo y piano; durante su estancia como músico de este insigne cabaret surgió la Charanga Habanera, con la que trabajó varios años, en este proyecto se destacó por sus innumerables arreglos, pues tenía que actualizar el repertorio semanalmente. Su versatilidad en esta agrupación también estuvo dada por su destreza al tocar diferentes instrumentos como el violín, la viola, el piano, el bajo y la percusión menor.

Juan Carlos propuso introducir más instrumentos de percusión y una cuerda de metales en la agrupación mencionada y su trabajo en ella fue intenso y novedoso, pues era el músico de mayor nivel académico, además, poseía el talento para crear y arreglar; ello lo convirtió, rápidamente, en su director musical.

Su aporte, a la música cubana actual y a la Charanga Habanera en su momento, fue la creación y evolución de nuevas líneas de tumbaos y contratumbaos en los pianos y teclados. Añadió, tanto a los bajos como a la cuerda de metales, líneas completamente nuevas, así como frases con coloridos jamás usados en la música cubana; compuso varios temas para esta agrupación y sus arreglos e ideas musicales aún son imitadas por muchas agrupaciones dentro y fuera de Cuba.

En el año 1996, después de algunos años de estudios generales en el ISA, ofreció el concierto de graduación que le valió el título de Licenciado. Ese mismo año, la EGREM publicó un disco de la agrupación femenina Lady Salsa llamado "Con Faldas y a lo loco", donde le fueron publicados varios temas y arreglos; disco en que la otra mitad de los arreglos fueron hechos por el maestro José Luis Cortés. Para la ocasión Juan Carlos, se desempeñó como productor musical y su tema principal resultó el tema del programa de televisión "Mi Salsa", en el último año en que saliera al aire.

Por otra parte, Eduardo Enrique Cana Flores quien recibió clases de Juan Carlos realizó la recopilación de las 14 piezas cubanas para violín/viola y piano, donde incluyó obras propias, de Juan Carlos González, Orestes Urfé y Franz de los Reyes Peñalver. Actualmente, este libro forma parte del repertorio para violín y viola en varios conservatorios de música europeos, precisamente por la belleza sonora y la escasez de este tipo de obras en el repertorio de estos instrumentos.

Nació el 19 de febrero de 1969, en la ciudad de Camagüey. Realizó estudios de violín en su ciudad natal e iniciado el nivel medio realizó el cambio a la viola. En el nivel superior, creó una agrupación de música popular bailable llamada "Tole Tole" que amenizó múltiples actividades recreativas en el ISA. A la par de sus estudios, formó parte de la orquesta Santa Cecilia, bajo la dirección de directores titulares de la Sinfónica Nacional de Cuba, el maestro Iván del Prado y el maestro Guido López Gavilán, con la orquesta Música Eterna.

Con la guía del profesor Michel Torres, en el año 1994, culminó los estudios superiores y se incorporó al claustro de la Facultad de Música y de la Escuela Nacional de Música. Durante esos años participó, activamente, en varias agrupaciones populares en calidad de intérprete, arreglista y compositor. Es arreglista y compone para el Quinteto Cimarrón. Entre otras actividades, ha estado muy presente en la realización de dos libros con piezas de música cubana: propias para (violín-piano) (viola-piano) y un tercero de piezas para piano.

Actualmente, su actividad está enfocada en la composición y arreglos con orquesta de gran formato y en la participación de conciertos con su trío de cuerdas Nota en Negro. Con este formato propone repertorio de música ligera y la combinación de varios estilos que incluyen música de Brasil, Estados Unidos y Cuba. Como se puede apreciar, Eduardo Cana se ha vinculado a diversos géneros musicales, con énfasis en los propios de la música popular cubana.

La formación de estos dos músicos deja memorias importantes para la historia de la facultad de Música, por lo diverso de sus aportes y maneras de procesar y devolver lo que les brindó la academia (Rojas & Hernández, 2022).

Contribuciones de estos violistas a la música popular cubana

Dentro de los aportes fundamentales de estos autores a la música popular cubana se pueden apreciar obras que contribuyeron a la realización de investigaciones encaminadas al diseño de propuestas interpretativas para espacios como los Jardines de Tropicana que brinda servicios a clientes de todas las nacionalidades y ha sido lugar de desarrollo para la música y la danza, a partir del perfeccionamiento y evolución creativa de innumerables artistas.

En una de estas propuestas (Rojas, 2020) se realiza una selección de obras para viola y piano, de las cuales se escogieron seis, cuyos autores son violistas y cuentan con vastos conocimientos de la técnica, registro, características, recursos expresivos y otras cualidades de este instrumento.

En este artículo, se presentan dos de ellas y se muestran fragmentos musicales de las mismas: "La dolce Angela", de Eduardo Cana (Anexo 1) y "Danzón Habana", de Juan Carlos González (Anexo 2) por ser representativas de los violistas estudiados. En estas obras se aprecia no solo la creatividad de sus compositores, sino también su formación estética; lo que contribuye al desarrollo de la personalidad integral del artista en su formación académica y su vida profesional (Sánchez, Huepa & Rojas, 2022).

La dolce Angela

Esta obra cuenta con una armonía tonal enriquecida con tensiones (acordes de 9na., 13nas.) así como la combinación de estas. Tiene contactos y modulaciones al primer grado de vecindad, hay un pedal a partir del compás siete que dura tres compases y utiliza notas extrañas que al crear disonancia le aporta riqueza melódica, esto se manifiesta tanto en la viola como en el acompañamiento del piano.

El piano se encuentra subordinado a la melodía de la viola, pero realiza un resumen de la charanga francesa interpretando un danzón, o sea, la reducción de toda la masa sonora de una orquesta en los instrumentos que tiene a su disposición: viola y piano. En varios momentos, como en el principio, se encuentra el piano que fortalece la línea melódica con duplicaciones o armonizaciones de la misma, pero con el mismo ritmo, lo que aporta mayor presencia al elemento melódico y facilidades interpretativas al violista.

En otros momentos, el piano se dedica a apoyar momentos melódicos interesantes o "rellenando" fases de inactividad melódica, como en el compás 27, que con un giro escalístico matiza el instante de estaticidad melódica; y el penúltimo compás en el que, con otro giro de este tipo, cubre el vacío que deja la nota tenida final. Estos movimientos otorgan función armónica e integralidad dramatúrgica.

En este interesante engranaje, la viola tiene una función más lineal, exponer una melodía permeada por el ritmo, sobre todo el del cinquillo cubano, pero cuenta con muchas síncopas y contratiempos. Esta combinación rítmica entre el piano y la viola nos remite, una vez más, hacia el carácter danzable de esta obra y su importancia dramatúrgica.

"La Dolce Angela" es una pieza en la que se observa una tranquilidad y estabilidad sonora muy especial, se mantiene en un mismo registro, sin excesos y es estable en la factura y en las funciones de cada instrumento; se puede entender como la presencia de lo más sencillo y puro del danzón.

Danzón Habana

La melodía del "Danzón Habana", se encuentra exenta de exuberancias y barroquismos, retorna a la sencillez, es un perpetuo cantabile nutrido de amplios intervalos que otorgan una belleza muy espontánea a la línea melódica y un increíble toque de nostalgia. Esta obra brinda un precioso y poético paralelismo entre La Habana colonial y nuestro danzón más autóctono, los fraseos de la viola están diseñados para empavesar de dulzura la melodía, marcan muy bien los intervalos grandes que técnicamente son más funcionales en detaché o con arcadas libres como está expuesto en la obra y las ligaduras para frases interválicamente cerradas y así, con esa suavidad, se invita a recorrer La Habana.

El uso de un registro extenso permite disfrutar de todo el abanico de colores que ofrece el instrumento, combinado con un ritmo consciente del género que transita, pero que se diluye en el canto de la viola. La primera sección está en DO mayor, modulando luego a DO menor. Este tipo de armonía utiliza acordes diatónicos alterados para hacer contactos mediante acordes de préstamo. Son contrastes cercanos a primer grado de vecindad, por lo tanto, las transiciones son suaves.

Hay utilización de notas extrañas para embellecer la armonía sin dejar de ser bastante convencional, los acordes fueron préstamos y funciones alteradas dentro de la tonalidad como, por ejemplo: subdominante de 6tas aumentadas. Tiene como estructura de la introducción una parte A, que se repite después de una sección B; después una transición que modula, viene una B' y reexpone con la A. La B tiene elementos motívicos de la A, mediante el ritmo, lo que le da unidad al discurso. En el plan tonal, la introducción hace contacto con FA, la parte A hace contacto con RE menor y la parte B hace contacto con LA menor, FA mayor, RE menor y termina modulando a DO menor. El interludio está en DO menor y la reexposición de la parte A hace contacto RE menor y FA mayor.

Al analizar las resultantes rítmicas conseguidas en la introducción del "Danzón Habana" y compararlas con lo encontrado rítmicamente en "La Dolce Angela", en las reducciones del piano, se encuentra la diversidad y el dominio del compositor para recrear distintos y divergentes escenarios rítmicos de un mismo género. Sin embargo, luego de la introducción muestra su versión más literal: el "cinquillo cubano" y sus cuatro inseparables corcheas, célula rítmica del danzón en su estado más esencial.

A pesar de esto, la voz principal del piano vuela libre, es encargada de la función más polivalente, misión ya cubierta en las obras anteriores; aunque el ritmo en el bajo se muestra con gran "simpleza", la mano derecha al interactuar rítmicamente brinda interesantes combinaciones. También hay secciones contrastantes como el trémolo del "Meno Mosso" y las combinaciones rítmicas-similares a las encontradas en la introducción, a partir del compás 84 que prepara la exposición final del tema y coda. La estructura una vez más es sui géneris, se asemeja más a una forma ternaria que a un rondó típico de danzón.

En esta obra, se observa a partir del compás 39 hasta el 51 como es necesario remontarse a la 5ta. posición para lograr ejecutar las notas que concibió el autor, están estas en un registro que demuestra la brillantez del instrumento. Dentro del propio pasaje, se encuentran dos dobles cuerdos en los compases 49 y 51 que, a pesar de ser 6tas., en la posición en que están, se vuelven algo complejas y muy interesantes. Para culminar la obra, a partir del compás 102 hasta el final, es obligatorio ascender hasta la 6ta. posición, lo que confirma, hasta el último momento, el esplendor sonoro de la viola.

La contemplación de estas piezas musicales, bellas obras de arte que transmiten conocimientos, ideas, conceptos y estilos de vida de diferentes culturas (Sánchez & Franco, 2018) enriquecen la música cubana y propician ambientes favorables para el disfrute en espacios artísticos reconocidos a nivel internacional.

 

CONCLUSIONES

Los compositores Juan Carlos González y Eduardo Cana se consideran protagonistas de la música para viola y piano de nuestros tiempos, las contribuciones de estos autores favorecen la interpretación, al permitir una visión más amplia de la puesta en escena, lo que aporta atractivo y originalidad. Espacios de reconocido impacto internacional como el cabaret Tropicana ha sido escenario del éxito de sus obras.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Rojas Quintana, R. L. (2023). El método vivencial en la investigación artística. Consideraciones epistemológicas. XXI Conferencia Científica Internacional sobre Arte y Cultura. Habana, Cuba. Ediciones Cúpulas. ISBN 978-959-7205-51-4.

Rojas Gallego, Ana María (2015). Concierto para viola y orquesta op. 109 de Guillermo Uribe Holguín. Edición de la partitura y análisis temático. https://1library.co/document/y9g382lq-concierto-orquesta-guillermo-holguin-edicion-partitura-analisis-tematico.html

Jareño, M. (2017). La viola. Revista Melómano (236) p.3. https://www.melomanodigital.com/category/contenidos/articulos/guia-practica/page/3/

Rojas Quintana, R., & Jacomino Ruiz, A. (2023). Dos violistas excepcionales en la historia de la Universidad de las Artes, ISA. Revista Científica Cultura, Comunicación Y Desarrollo, 8(3), 101-105. Recuperado a partir de https://rccd.ucf.edu.cu/index.php/aes/article/view/510

Rojas Quintana, R.L. (2020). Obras para viola y piano: una propuesta interpretativa para el restaurante Los Jardines de Tropicana. (Tesis de maestría). Universidad de las Artes. Cuba.

Sánchez Franco M. A., Huepa Mosquera, D.M., Rojas Quintana, R.L. (2022). Las Artes en el proceso de Formación. Revista Iplac (9) p.15

Sánchez Ortega P. M y Franco García, O. (2018). La música en la Primera Infancia. Ediciones Pueblo y Educación. Cuba.

 

ANEXOS

Anexo 1. Fragmento de "La dolce Ángela", de Eduardo Cana

Anexo 2. Fragmento de "Danzón Habana", compuesto por Juan Carlos González

 

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

 

Contribución de los autores

Todos los autores revisaron la redacción del manuscrito y aprueban la versión finalmente remitida.

 


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